miércoles, 12 de marzo de 2008

Ejercicios de Conciencia


Aceptar la Realidad

Ejercicios de Conciencia



Conciencia de las posiciones del cuerpo:

Este ejercicio puede practicarse en cualquier momento y en cualquier lugar. Empieza concentrando tu atención en la respiración. Respira más sosegada y profundamente que lo normal. Sé consciente de la posición del cuerpo, ya sea que estés caminando, de pie o sentada. Sé consciente del propósito de esta posición. Por ejemplo, puedes ser consciente de que estamos de pie en una colina para dar un paseo, para practicar la respiración o simplemente para pasar el rato. Si no hay propósito, sé conscientes de que no lo hay.

Conciencia de la conexión con el Universo:

Este ejercicio puede practicarse en cualquier momento y en cualquier lugar. Concentra la atención en aquella parte de tu cuerpo que está en contacto con un objeto (el suelo, las moléculas del aire, una silla, los brazos de un sillón, las sábanas, la ropa, etc.) Intenta ver todas las formas en las que estás conectada con ese objeto. Piensa en la función de ese objeto en relación a ti. Piensa en lo que ese objeto hace por ti. Piensa en su amabilidad al hacerlo. Experimenta la sensación de tocar el objeto y de concentrar toda tu atención en esa amabilidad hasta que aparezca en tu corazón una sensación de estar en conexión, ser amado o ser querido.

Ejemplos: Concentra tu atención en los pies que tocan el suelo. Piensa en la amabilidad del suelo por sostenerte, proporcionándote un camino para llegar a otras cosas. Concéntrate en tu cuerpo que toca la silla en la que estás sentada. Piensa que la silla te acepta totalmente, aguanta tu espalda y evita que caigas al suelo. Fíjate en las sábanas que cubren la cama. Concéntrate en el tacto de las sábanas que te cubren, que te rodean y que te mantienen cómoda. Fíjate en las paredes de la sala en la que estás. Ellas evitan que entre el frío y la lluvia. Piensa en cómo esas paredes están conectadas a ti a través del suelo y del aire de la sala. Experimenta la conexión entre las paredes y tú; esas paredes que te proporcionan un cobijo seguro para hacer cosas. Abraza un árbol. Piensa en la conexión entre un árbol y tú. Tanto el árbol como tú están llenos de vida; ambos reciben la energía del sol, el oxígeno del aire y el sustento de la tierra. Experimenta cómo te ama el árbol, cómo te proporciona un lugar en el que apoyarte o en el que descansar a la sombra.

Conciencia mientras nos preparamos un té o un café:

Prepara n té o un café para invitar a alguien o para beber contigo misma. Haz cada movimiento despacio, siendo consciente de todo. No dejes que ningún movimiento pase desapercibido. Date cuenta de que levantas la tetera o taza por su asa. Fíjate en cómo viertes el líquido caliente y aromático en la taza. Sigue cada uno d elos pasos con toda conciencia. Respira más sosegada y profundamente de lo normal. Si tu mente se pierde, vuelve a fijarte en la respiración.
Para que todas podamos practicarlo.
Francisca

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